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CaLMA no es solo una app, es un sistema de prevención que salva vidas con información accesible. Es tecnología puesta al servicio de quienes más lo necesitan”, foto OPS)

La historia de Yosselin, desde el corazón ardiente de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y cómo es posible reducir los riesgos de morbimortalidad materna y perinatal por exposición a olas de calor extremo mediante la emisión de alertas meteorológicas a celulares inteligentes y recomendaciones a mujeres gestantes y al personal de salud. Yosselin vive en el barrio popular de la Villa 1ero de Mayo, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Está embarazada y lo lleva con orgullo, pero también con preocupación. El sol ya no calienta: castiga. Y el calor ya no espera al verano. Se instala desde la primavera, se mete en la casa, en el cuerpo.

“En las tardes me sentía mareada, se me subía la presión. Sentía que el calor ponía en riesgo mi embarazo, que me podía pasar algo a mí o a mi bebé”, cuenta Yosselin, con la voz pausada.

A pesar del calor sofocante, ella sigue con las labores de casa: cocina, lava, limpia. Pero cuando el sol se ensaña y el aire es una pared caliente que apenas deja respirar, salir de la sombra es casi un peligro. “Es como ponerme bajo una plancha. Siento que se me va la vida”, dice, mientras se abanica con un cartón recortado.

Santa Cruz arde. Y no solo por la temperatura, sino por un cambio climático que ya no es abstracto: se siente en la piel, en la salud, en la rutina de las mujeres como Yosselin. Las olas de calor se convirtieron en parte de una nueva normalidad. Una que exige respuestas urgentes.

Yosselin hoy tiene un aliado inesperado: la tecnología. “Ahora, con la aplicación CaLMA, el chatbot me alerta, sé cuándo habrá una ola de calor y cómo cuidarme”, explica. Es información simple, pero vital: cuándo quedarse en casa, cómo hidratarse, cuándo ir al centro de salud. Lo básico, sí. Pero también lo que salva.
Debido al cambio climático, se espera que las olas de calor aumenten en frecuencia, duración e intensidad en todo el mundo. En los últimos años se han batido récords de temperaturas máximas en muchos países y la temperatura media mundial ha aumentado 1,1ºC con relación a la época pre-industrial.

Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología de Bolivia (SENAMHI), en los últimos dos años se tiene registro del récord de temperaturas en varias estaciones meteorológicas. Por ejemplo, en el Chaco -región árida al Sur del país- se concentran algunas de las temperaturas más altas de Sudamérica. En 2023, en Camiri, se registraron sensaciones térmicas que alcanzaron los 61ºC. “Es un calor que no se siente, se sobrevive”, señala Jenny Durán, una mujer embarazada que vive en Camiri.
“Si bien hay diferentes grupos considerados vulnerables a las olas de calor, como los niños, las personas de la tercera edad y con enfermedades crónicas, las mujeres embarazadas, los recién nacidos y los niños son especialmente vulnerables a los riesgos climáticos. Esto se debe a una serie de factores fisiológicos, clínicos y conductuales”, explica Erick Rousselin, asesor internacional de Determinantes Sociales y Ambientales para la Equidad en la Salud de la OPS/OMS en Bolivia.

Calor y Maternidad

Y ahí es donde entra CaLMA, el proyecto “Calor y Maternidad”, una iniciativa pionera desarrollada en Bolivia que une salud pública, ciencia climática y tecnología para proteger a las embarazadas, sus bebés y sus familias. Nació como una medida de adaptación al cambio climático, y hoy es una herramienta concreta de prevención de riesgos en salud materna, neonatal e infantil.

“La Iniciativa CaLMA es una cooperación técnica de la OPS/OMS al Ministerio de Salud y Deportes y al Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI), junto a los Servicios Departamentales y redes de salud. Integra información científica y tecnología aplicada para salvar vidas”, explica Rousselin.
Daniel Cruz, experto en Salud Ambiental de OPS/OMS, desarrollador de la Iniciativa, explica que CaLMA actualmente se implementa en zonas conocidas por extremo calor en función a datos de estaciones meteorológicas del SENAMHI y cantidad de población gestante: en los municipios de Santa Cruz de la Sierra y Camiri.

Según la definición de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), una ola de calor se produce cuando se mantiene una temperatura superior a la de los últimos 30 años durante un periodo de tres o más días en la estación cálida de una región. Si además hay un alto porcentaje de humedad relativa, la sensación térmica aumenta, afectando a la capacidad del cuerpo para transpirar. Este escenario puede provocar agotamiento por calor, y que puede derivar en una emergencia conocida como golpe de calor.

El calor extremo puede provocar consecuencias graves durante el embarazo. “Está científicamente demostrado que aumenta el riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer, pérdida fetal y trastornos hipertensivos del embarazo”, afirma la doctora Gina Rivera, gineco-obstetra del Hospital de la Mujer Dr. Percy Boland de Santa Cruz de la Sierra.

El aumento de los riesgos

Cruz indica que “si bien el calor extremo puede afectar a cualquier persona expuesta, los grupos vulnerables y aquellos que experimentan desigualdades sociales corren un riesgo particular. Por ejemplo, el hacinamiento en las viviendas, la falta de sistemas de refrigeración o la falta de acceso a agua potable dentro de la vivienda son determinantes que aumentan el riesgo”.

Justamente en Camiri, además, el calor viene acompañado de escasez de agua. “Cuando hace más calor, nos falta lo más necesario. A veces ni salir se puede. No es lo ideal quedarse encerrada, pero no queda otra”, dice Jenny. En ese contexto, tener información oportuna no es un lujo: es una necesidad.
Tecnología que previene y salva

Por eso, el SENAMHI ha incorporado, en el marco de CaLMA, un nuevo servicio de pronóstico de olas de calor que incluye el Índice de Calor, un indicador biometeorológico diseñado especialmente para evaluar el riesgo en salud pública. Y junto a ese avance, se implementó un chatbot inteligente: un sistema de mensajería por WhatsApp que alerta a las usuarias, les explica el riesgo y les da consejos concretos para protegerse.

“Con el chatbot supe cuándo quedarme en casa y cómo cuidarme. Eso me dio tranquilidad”, dice Yosselin. “Es de mucho beneficio para nosotras, porque así podemos cuidar nuestra salud, nuestra familia y nuestro bebé”, añade Mayra Panozo, otra madre beneficiaria del programa.
Desde la mirada médica, el impacto también es claro. “CaLMA no es solo una app, es un sistema de prevención que salva vidas con información accesible. Es tecnología puesta al servicio de quienes más lo necesitan”, afirma el doctor Mirko Gorena, subdirector del Hospital de la Mujer.
Mientras el planeta sigue batiendo récords de calor y las olas extremas se vuelven más frecuentes, prolongadas e intensas, iniciativas como CaLMA ofrecen una respuesta adaptativa que combina innovación, equidad y enfoque humano. CaLMA no solo alerta. Protege, empodera y acompaña. Para Yosseli. Para su bebé. Para todas.

Swisslatin / OPS Prensa (15.08.2025)