Con motivo del Día Internacional de la Mujer, que se conmemoró el viernes 8 de marzo, la UNESCO organizó una sesión de intercambio para explorar los desafíos globales y enfoques innovadores para promover la igualdad de género en y a través del fútbol.
Actualmente, las mujeres y los hombres siguen estando representados de manera desigual en el deporte, como atletas, pero también en la industria de los medios deportivos, donde las normas tradicionales de género dominan la forma en que se representan las atletas y los deportes femeninos solo representan el 4% de la cobertura de los medios deportivos, mientras que el 40% de todos los participantes son mujeres. .
Las brechas salariales son igualmente significativas en todas las áreas del deporte, y las oportunidades de empoderamiento económico están lejos de ser iguales para todos los atletas. La explotación económica en el deporte a menudo hace que los atletas, especialmente las mujeres, se vean obligados a depender financieramente y a posiciones vulnerables ante empleadores, superiores y patrocinadores. Muchos abusos pueden afectar los recursos financieros, limitar el acceso a los recursos y restringir la capacidad de continuar con la educación. Estas cifras se aplican a todo tipo de deportes y resuenan con fuerza en el fútbol.
El fútbol es ampliamente considerado como el deporte más popular del mundo. Con miles de millones de aficionados y participantes en todos los continentes, el fútbol goza de un alcance global y es de gran importancia económica y cultural. Según la FIFA, el fútbol femenino representa hoy «la mayor oportunidad de crecimiento».
En 2023, 16,6 millones de mujeres y niñas participaban en el fútbol organizado, lo que representa un aumento del 24 % con respecto a 2019. El número total de clubes de fútbol femenino alcanzó los 55.622, la mayoría (59 %) ubicados en Europa. A pesar de este crecimiento, la representación femenina entre entrenadores y árbitros sigue siendo baja: sólo alrededor del 5% de los entrenadores y el 9% de los árbitros son mujeres. Las desigualdades estructurales se manifiestan en un acceso desigual a los recursos, las oportunidades y el reconocimiento de las mujeres en el fútbol, perpetuando un ciclo de discriminación de género. Además, las normas sociales y los estereotipos culturales contribuyen a la sub representación y subvaloración de las mujeres en el fútbol, lo que refuerza las disparidades de género en todos los niveles del deporte.
Para abordar estas desigualdades estructurales, se necesitan esfuerzos concertados para desafiar los prejuicios profundamente arraigados, promover la inclusión e implementar políticas con perspectiva de género que garanticen un trato justo y la igualdad de oportunidades para todos los participantes, independientemente de su género. Sólo desmantelando activamente estas barreras estructurales podrá el fútbol encarnar auténticamente la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, tanto dentro como fuera de la cancha.
Swisslatin / UNESCO Prensa (11.03.2024)